Sonda Back Pain: En busca del dolor lumbar (I)
Mándamos a nuestro satélite virtual a las profundidades del cosmos humano para investigar por qué nos duele la espalda
Es un depredador insaciable: te acecha poco a poco, agazapado, esperando a que te agaches a atarte los cordones, o bajes del coche, o termines de hacer la mudanza; entonces..¡Zas! Ataca sin piedad. Y cuando te muerde (siente especial predilección por la nalga), resulta difícil desprenderse de él. Hablamos, cómo no, de la lumbalgia. Probablemente la hayas experimentado alguna vez (quizá por ello has llegado hasta este post), ya que el 85% de la población occidental sufrirá al menos un episodio de dolor lumbar durante su vida, y una de cada 5 de estas personas lo padecerá en su forma crónica. Por ello, hemos lanzado nuestra sonda Back Pain a que nos recopile la mejor evidencia científica disponible sobre este problema y nos la reúna toda juntitos para tratar de ayudarnos a conocer esta patología en profundidad. Como dice el pensador chino Sun-Tzu en el Arte de la Guerra:

Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y saldrás triunfador en mil batallas
Dolor lumbar crónico: episodios crónicos y recurrentes
El dolor lumbar puede tener diversas causas, pero lo más frecuente es que tenga un origen discal. Suele aparecer por primera vez en torno a la veintena (los niños y preadolescentes no se quedan “enganchados” de las lumbares y si sucede debe ser conducido a urgencias para un examen minucioso). Se nota un dolor sordo y difuso, de intensidad variable, en la zona lumbar y sacra, que frecuentemente se extiende al glúteo y hacia el muslo. Normalmente se presenta de forma insidiosa, como si poco a poco la espalda se fuera cargando. En otras ocasiones, en cambio, sucede como un brusco “enganchón” que puede dejarte doblado como un acordeón. Esto es típico tras una actividad deportiva o esfuerzo que suponga inclinarse o rotar el tronco en exceso. Pasar mucho tiempo sentado también es problemático, por las compresiones mecánicas que provoca sobre los discos -dando lugar a esa terrible sensación de levantarte “con la forma de la silla”-. Lo más habitual es que este dolor cese durante las primeras 6 semanas y el restablecimiento sea prácticamente completo. Pero en algunos casos el dolor permanece. Hablamos de dolor crónico cuando éste excede el periodo habitual de recuperación, siendo determinado este periodo por la historia natural de la lesión. Lo más habitual es que a lo largo de los años se experimenten ciclos con periodos de larga duración en los que existe una clara mejoría (aunque suele persistir un cierto dolor de base) con otros periodos de intensificación del dolor de espalda. Este carácter cronificado del dolor lumbar inespecífico comienza a entenderse hoy en día gracias a los avances en imagen para el diagnóstico y en la investigación en neurociencia del dolor. Parece ser que el estado de los tejidos -discos intervertebrales, articulaciones facetarias, etc- es menos importante de lo que pensamos; mientras que la interpretación que nuestro cerebro realiza del fenómeno y la respuesta que el sistema neurofisiológico aplica es lo más determinante para explicar la cronicidad de este problema. En esta interpretación en forma de amenaza que realiza nuestro sistema nervioso, son tenidos en cuenta numerosos factores de riesgo. Algunos de los más importantes son:
- Es más frecuente estadísticamente en hombres.
- Suele comenzar a finales de la segunda o principios de la tercer década de la vida
- Problemas de salud general empeoran el pronóstico (tabaquismo, mala condición física, obesidad, problemas de sueño, otros dolores en en otras zonas, experiencias previas de dolor crónico, ciertas enfermedades neuromusculares o del sistema nervioso, etc.)
- El levantamiento de cargas repetitivas de más de 25kg.
- Pasar sentado o conduciendo durante más de dos horas.
- Agacharse o inclinar la espalda de forma repetitiva; pasar mucho tiempo de pie o andando.
- Factores psicológicos como la ansiedad, la depresión y el estrés, especialmente de origen laboral.
Mi resonancia es un drama: la importancia de las pruebas de imagen en su contexto

Como hemos visto, el establecimiento de un dolor de espalda crónico va a depender de numerosos factores que van más allá del estado de los tejidos, aunque obviamente este debe ser tenido en cuenta. Pero el diagnóstico por imagen, herramienta útil y fundamental, no puede ser aplicado de forma exclusiva sin estudiar al paciente. Se corre el riesgo de diagnosticar una imagen, y no una persona. Algunos investigadores ya han comprobado que esto del diagnóstico por imagen puede no ser buena idea. Veamos porque pasó en uno de ellos:
La Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE) realizó un estudio titulado “La relevancia de la degeneración discal avanzada como causa de dolor lumbar”. En este estudio se hizo una resonancia magnética lumbar a 304 adultos de entre 35 y 50 años. A 240 se les había pedido por dolor lumbar crónico, mientras que los restantes 64 no padecían ni habían padecido nunca dolor lumbar. Los radiólogos no sabían a quién pertenecían las imágenes, ni si los pacientes tenían o no dolor. Y ojo a los resultados: los investigadores hallaron graves degeneraciones discales en el 46,9% de los sujetos SANOS. Conclusión: La degeneración discal es un proceso natural fruto del envejecimiento. Al igual que tu coche pierde color de estar al sol, y se desgasta la tapicería, pues lo mismo le ocurre al cuerpo. Por eso, le corresponde al clínico interpretar y ponderar la importancia de las imágenes obtenidas respecto al cuadro global del paciente y tratar de inferir alguna relación significativa. Por tanto, ¡Ojo con las etiquetas!
En la próxima entrega nos metemos de lleno con la exploración de las hernias discales, y qué ofrece la fisioterapia para ayudar a sobrellevarlas.
Referencias:
Meroni R, Piscitelli D, Ravasio C, Vanti C, Bertozzi L, De Vito G, Perin C, Guccione AA, Cerri CG, Pillastrini P. Evidence for managing chronic low back pain in primary care: a review of recommendations from high-quality clinical practice guidelines. Disabil Rehabil. 2021 Apr;43(7):1029-1043. doi: 10.1080/09638288.2019.1645888. Epub 2019 Aug 1. PMID: 31368371.
Illes, S. T. (2015). Low back pain: when and what to do. Orvosi hetilap, 156(33), 1315-1320.
Hoy, D., Brooks, P., Blyth, F., & Buchbinder, R. (2010). The epidemiology of low back pain. Best practice & research Clinical rheumatology, 24(6), 769-781.
Muñoz-Gómez, J. (2003). Epidemiología del dolor lumbar crónico. Abordajes terapéuticos en el dolor lumbar crónico. Madrid: Ed. Fundación Grünenthal, 23-8.